Uno de los temas que incluyo en el manual, son las cirugías genitales a infantes. Y en parte, ello me ha llevado a publicar un comentario en la International Journal of Impotence Research, la revista de salud sexual de Nature. Con el nombre Drawing and critiquing ethical distinctions among diverse forms of genital modification: Commentary on Fusaschi (2022), al que podéis acceder aquí, trato la importancia del consentimiento y la autonomía personal en lo que respecta a las cirugías genitales.
Lo primero es diferenciar entre las cirugías genitales a infantes que se realizan por necesidades médicas urgentes, de aquellas realizadas porque los genitales no encajan en el sistema sexo/género, sin razón médica. Y lo segundo, es diferenciar entre las cirugías genitales realizadas a infantes, que no pueden dar su consentimiento, de aquellas realizadas a adolescentes o adultos que pueden dar su consentimiento.
En cuanto a las cirugías genitales a infantes, solo deben realizarse cuando la razón médica es clara y no realizar dicha cirugía, pondría la salud y bienestar del infante en peligro. El hecho que la razón médica sea urgente es importante, porque a veces, se justifican estas cirugías en un posible peligro futuro que puede no llegar a darse, o que puede ser abordado mediante un enfoque menos invasivo y que no retire tejido sano. Además, las cirugías genitales a infantes sin necesidad médica urgente, van contra los derechos de los infantes y les quita su derecho a decidir, atentando contra su autonomía y su integridad corporal. En este sentido, a las personas intersex se les debería permitir decidir si someterse o no a cirugías genitales. Y eso solo puede ocurrir cuando tengan edad de consentimiento.
Respecto a las cirugías genitales realizadas a personas trans, se realizan en su adultez mayormente. Y en cualquier caso, pudiendo dar su consentimiento informado. Además, el beneficio de las cirugías asociadas a la transición para las personas trans está documentado, tanto en su salud física como mental. Así que no pueden ser comparadas ni tratadas de manera conjunta, con otras cirugías genitales. Y por último, negar la atención médica de calidad que las personas trans necesitan y dificultar su transición y/o el acceso a las cirugías asociadas a la transición a las que se quieren someter, va en contra de sus derechos y tiene efectos negativos en su salud mental y física.