La revisión de estudios sobre identidades sexuales, sus experiencias, su sexualidad y la discriminación que sufren son publicaciones importantes porque permiten en un solo estudio, presentar una visión general del tema que se trata. Es por ello que revisiones como la realizada por Sari Van Anders, Will Beischel y Jason Burns, sobre cómo la terapia hormonal puede influir en la sexualidad de las personas trans son importantes. Y es que aunque existe mucha investigación sobre el impacto de la terapia hormonal en personas trans, los estudios sobre sexualidad están diseminados en diversas disciplinas, lo que deja a los investigadores, médicos y a las propias personas trans con guías poco claras sobre qué cambios esperar en cuanto a su sexualidad tras comenzar terapia hormonal. Esta revisión se centra en cambios físicos, deseo sexual, factores que contribuyen a la satisfacción sexual y al estrés sexual, y experiencias y/o cambios en la orientación sexual, identidad sexual y/o conducta sexual.
La terapia hormonal cambia aspectos físicos del cuerpo de las personas trans, siendo similar al proceso de la pubertad y siendo relevante para su sexualidad. Es por ello que se le suele llamar segunda pubertad, si la persona ha pasado por una primera pubertad. Los cambios más conocidos respecto a cómo influye la terapia hormonal en la sexualidad de las personas trans es un cambio inicial en la libido y un aumento en la satisfacción sexual de la persona, mediante un aumento de su satisfacción con su cuerpo. Aún así, la mayoría de estudios sobre sexualidad en personas trans, tratan de manera conjunta la terapia hormonal con las cirugías asociadas a la transición. Esto es relevante porque existen personas trans que se someten a terapia hormonal, pero no a cirugías asociadas a la transición. Además, estos dos aspectos de las transiciones pueden influir de distintas maneras en la sexualidad de las personas trans, lo que dificulta saber qué efectos se deben a la terapia hormonal exclusivamente.
En cuanto al deseo sexual en hombres trans, suele aumentar tras tres meses en hormonas, tanto para el deseo sexual solitario, deseo sexual diádico y deseo sexual general. Sin embargo, el deseo sexual vuelve a sus niveles iniciales tras este aumento inicial. Es decir, parece que las hormonas no alteran el deseo sexual de los hombres trans por sí mismas, o al menos no a largo plazo, sino que el uso de andrógenos aumenta su bienestar y autoestima, lo que aumenta su deseo sexual. Respecto al deseo sexual en mujeres trans, suele disminuir y mantener un nivel menor que antes de la terapia hormonal. En este sentido, el deseo sexual solitario, diádico y general disminuyen tras tres meses en terapia hormonal, pudiendo mantener este nivel bajo durante el primer año. Sin embargo, el deseo sexual general en mujeres trans puede aumentar entre el primer y segundo año. Y al acabar el tercer año, el deseo sexual diádico y general pueden haber aumentado más allá del nivel anterior a la terapia hormonal. Un factor asociado al deseo sexual de las mujeres trans es la disforia de género. Aquellas mujeres trans con un menor nivel de disforia de género inicial, suelen sentir mayores niveles de deseo sexual diádico y general, tanto antes como después de la terapia hormonal. Esto sugiere que la terapia hormonal en mujeres trans puede disminuir su deseo sexual de manera temporal, pero no definitiva, y que otros factores pueden influir en su deseo sexual.
El estrés sexual y la satisfacción sexual son cuestiones relacionadas. Habitualmente, si el estrés sexual disminuye, la satisfacción sexual aumenta. Esta revisión de estudios menciona un estudio que encontró que el estrés sexual en personas trans disminuye significativamente con el uso de terapia hormonal. Esta disminución se observa tras tres meses en hombres trans y seis meses en mujeres trans, lo que suele estar asociado a los cambios físicos que ocurren por la terapia hormonal. En este sentido, existen estudios que indican que la satisfacción corporal aumenta y/o que la insatisfacción corporal disminuye después de haber transicionado médicamente, lo que incluye la terapia hormonal y las cirugías asociadas a la transición. Este aumento de la satisfacción corporal y/o disminución de la insatisfacción corporal, pueden influir en el aumento de la satisfacción sexual. Al respecto, la satisfacción corporal de las persona trans suele aumentar más, cuanto más tiempo esté la persona en transición. Esto tiene sentido porque la terapia hormonal necesita tiempo para que sus efectos sean visibles, y entre dos y cinco años para que los mayores cambios tengan lugar. También es relevante que mientras que la terapia hormonal suele aumentar la satisfacción sexual, puede que no siempre sea así. Algunas personas trans informan de efectos negativos del uso de terapia hormonal. En hombres trans y personas no binarias, la terapia hormonal puede causar dolor genital aumentado o sensibilidad debido a los cambios en el tejido de los genitales de los hombres trans y algunas personas no binarias. Y en mujeres trans, puede causar sensibilidad en los pechos.
Respecto a los cambios en la orientación sexual y/o identidad sexual de las personas trans en terapia hormonal, es relevante indicar que no suele cambiar la atracción que sienten. Y tampoco existen evidencias de que la terapia hormonal en personas trans, influya en su orientación sexual. En vez de eso, la terapia hormonal facilita que las personas trans aumenten su confianza sexual, se conozcan mejor a sí mismas, exploren más y se les reconozca sexualmente basándose en su identidad de sexo, lo que aumenta sus posibilidades de mantener relaciones sexuales. Otra razón para que la orientación sexual y/o identidad sexual de las personas trans cambien tras empezar la terapia hormonal, es que esta permita que actúen sobre atracciones hacia personas por las que antes, no podían actuar. Además, transicionar permite a las personas trans mantener relaciones sexuales con personas que deseaban antes de transicionar. Por ejemplo, una mujer trans sáfica que siempre ha sabido que era sáfica, puede que solo pueda mostrar y expresar su atracción hacia otras mujeres cuando se le reconoce como mujer sáfica. De manera conjunta, los estudios indican que las hormonas por sí mismas no influyen en la orientación sexual ni identidad sexual de las persona y no cambian la atracción que sienten, sino que modifica la forma en que la persona trans interactúa con el mundo y cómo las personas interactúan con ella.
En cuanto a cómo influye la terapia hormonal en la conducta sexual de las personas trans, existen pocos estudios al respecto. Aquellos estudios publicado suelen indicar la importancia de los guiones de género y las dinámicas relacionales para los cambios que ocurren en la conducta sexual. Por ejemplo, las mujeres trans pueden sentirse menos presionadas a usar un rol dominante durante sus relaciones sexuales. Además, si la pareja de la persona trans percibe su cuerpo según su identidad de sexo, la conducta sexual que mantienen puede cambiar. Un ejemplo de ello es que si un hombre trans sabe que su pareja le percibe como hombre, puede sentirse más cómodo siendo penetrado.
En conclusión, el efecto de la terapia hormonal en la sexualidad de las personas trans está poco estudiado y es poco comprendido. Respecto al deseo sexual, suele aumentar tras comenzar la terapia hormonal, vuelve a su nivel inicial y vuelve a aumentar tras unos tres años. Los cambios corporales debidos a la terapia hormonal, también pueden aumentar la satisfacción sexual de la persona trans mediante un aumento de su satisfacción corporal más que por un efecto directo de las hormonas. Y la conducta sexual puede cambiar, pero esto está más relacionado con los guiones de género y la satisfacción corporal causada por la terapia hormonal y las cirugías asociadas a la transición, más que por la terapia hormonal por sí sola.