Para comprender la asexualidad, es necesario diferenciar entre la orientación sexual, la actitud general hacia la sexualidad y la actitud propia hacia la sexualidad. La asexualidad, como orientación sexual, se refiere a las personas que no sienten atracción sexual. La actitud general hacia la sexualidad se refiere a la concepción que tiene la persona sobre las relaciones sexuales y la sexualidad. Y la actitud propia hacia la sexualidad se refiere al interés de la persona en la sexualidad y en mantener relaciones sexuales. Estas diferenciaciones son importantes porque se suele pensar que las personas asexuales sienten repulsión por la sexualidad y por las relaciones sexuales, cuando puede no ser así. Y es que aunque algunas personas asexuales pueden sentir repulsión hacia las relaciones sexuales, no todas las personas asexuales sienten así (López Ruiz, 2015; Trivialknot, 2010). O en otras palabras, aunque algunos estudios indican que las personas asexuales tienden a ser sex-repulsed o sex-indifferent (Bulmer & Izuma, 2018; Carrigan, 2011; Carroll, 2019; Sloan, 2015; Van Houdenhove et al., 2015b), también pueden ser sex-favourable o sex-positive. Además, las actitudes generales y propias hacia la sexualidad no son cuestiones exclusivas de las personas asexuales, sino que se pueden aplicar a cualquier persona. Respecto a la diferenciación entre actitud general y actitud propia, también es necesaria porque existen personas asexuales que tienen una concepción positiva de la sexualidad y de las relaciones sexuales, pero no están interesadas en mantenerlas. Es decir, tanto la asexualidad como la actitud general y la actitud propia hacia la sexualidad, son conceptos independientes. Cualquier combinación puede darse entre sí. A esto se suma que existen personas de cualquier actitud general, ya sean sex-positive, sex-neutral y sex-negative, que mantienen relaciones sexuales con otras personas.
Debido a que son conceptos distintos, se usan distintos términos para referirse a la actitud general y actitud propia hacia la sexualidad. Sex-positive, sex-neutral y sex-negative se refieren a las actitudes generales y sex-favourable, sex-indifferent, sex-averse y sex-repulsed se refieren a actitudes propias. Sex-positive se refiere a una actitud positiva hacia la sexualidad en general, sin incluir interés en mantener relaciones sexuales. Las personas sex-positive pueden percibir las relaciones sexuales y la sexualidad como positivas y saludables, pudiendo tener un interés intelectual y/o cultural en ello, sin experimentar deseo sexual y sin tener interés en mantener relaciones sexuales (Hinderliter, 2016). Este estudio indica que las personas asexuales pueden ser sex-positive (Bulmer & Izuma, 2018). Sex-neutral se refiere a la ausencia de opinión sobre la sexualidad en general, sin ser positiva ni negativa. Es decir, las personas sex-neutral no están interesadas en las relaciones sexuales ni en la sexualidad. Aún así, pueden estar dispuestas a mantener relaciones sexuales en ciertos contextos, lo que diferencia ser sex-neutral con ser sex-averse o sex-repulsed (Hinderliter, 2016). Y sex-negative se refiere a una actitud negativa hacia la sexualidad en general, incluyendo el pensamiento de que las relaciones sexuales están mal o son incorrectas, incluso siendo consensuadas y seguras.
Respecto a las actitudes propias hacia la sexualidad, sex-favourable se refiere a una actitud positiva hacia mantener relaciones sexuales y a desear mantenerlas. En este estudio (Rowan, 2013), se incide en que existen personas asexuales sex-favourable que mantienen relaciones sexuales por otras razones que no son establecer intimidad. Siggy (2016) también incide en que a algunas personas asexuales les gusta mantener relaciones sexuales y debido a que aún existe cierta confusión sobre esto, establece y comparte algunas experiencias que pueden facilitar la comprensión. No se han incluido todas las experiencias mencionadas por Siggy (2016), pero algunas de estas experiencias son personas asexuales que disfrutan de las sensaciones de la relación sexual pero no encuentran a su pareja atractiva, personas asexuales que disfrutan de las relaciones sexuales al comienzo de la relación pero después pierden el interés y las encuentran repetitivas o personas asexuales que disfrutan de las relaciones sexuales cuando comienzan pero les invade una sensación de tedio conforme el tiempo pasa. Además, una de las narrativas que comparte Siggy (2016) sobre personas asexuales que disfrutan manteniendo relaciones sexuales puede ser entendida como una persona sex-repulsed manteniendo relaciones sexuales. En sus propias palabras, “encuentran que el sexo se siente bien en el momento, pero siempre deja un mal sabor de boca”. Algunas personas asexuales están cómodas o les gusta dar placer sexual a otras personas, pero no se sienten cómodas o no desean recibir placer sexual. Y también puede ocurrir lo contrario, que estén cómodas o les guste recibir placer sexual pero no se sientan cómodas ni deseen dar placer sexual (Siggy, 2016). Sex-indifferent se refiere a la ausencia de opinión sobre mantener relaciones sexuales y desear mantenerlas. Sex-averse se refiere a una actitud negativa hacia mantener relaciones sexuales y a desear mantenerlas. Y sex-repulsed se refiere a sentir asco cuando se piensa en mantener relaciones sexuales. Ser sex-repulsed no es una actitud contraria hacia la sexualidad o hacia las personas que mantienen relaciones sexuales, sino que se refiere a personas que les parecen repugnantes las relaciones sexuales y cuestiones relacionadas con la sexualidad (Flannigan, 2015). Es decir, las personas asexuales sex-repulsed no se suelen inmiscuir en lo que hacen las demás personas mientras no les afecte, por lo que es una actitud propia. Dentro de esta actitud propia, algunas personas sex-repulsed no quieren leer sobre sexualidad ni relaciones sexuales, ni verlo en películas ni en cualquier otro contexto. También pueden no desear hablar sobre estos temas ni escuchar a nadie hablando sobre ello. Es por ello que algunas personas sex-repulsed buscan películas y libros sin escenas sexuales, lo que puede ser complicado ya que la sexualidad está presente en la sociedad. Sumado a esto, algunas personas sex-repulsed desearían no serlo porque les dificulta la vida social (Flannigan, 2015). Otras cuestiones relevantes son que en las personas sex-repulsed hay grados, con algunas personas sintiéndose solo levemente incómodas, sintiendo una ligera repulsión o sintiéndose profundamente angustiadas (Carrigan, 2011). Además de estas experiencias específicas, las personas pueden ser fluidas en su actitud propia hacia la sexualidad. Por ejemplo, las personas sex-favourable pueden tener etapas en su vida más cercanas hacia ser sex-repulsed (Siggy, 2016).